26 de julio de 2013

Nunca fallas

Y, cuando menos me lo espero... apareces.
Y tienes el don de la oportunidad.
Y todas las dudas desaparecen.
Y sufro contigo.
Y me haces sonreír.
Y me conoces más y mejor de lo que pienso.
Y nos echamos de menos.

Y te quiero.

23 de julio de 2013

... silencio

Te prometo que no te entiendo. Ni entiendo esta situación.

Un día estás ahí arriba, con tu sonrisa puesta y comiéndote el mundo...

Y al día siguiente, nada. Silencio. Vacío.

Sin duda, es mucho peor la incertidumbre, el no saber, el "qué estará pasando por tu cabeza"... que el "no", el "paso de ti", el "déjame en paz". Si te dicen eso, al menos sabes lo que puedes hacer por arreglar las cosas o lo que no hacer porque crees que es mejor así. Pero el silencio... es el peor de los castigos.

Algún día te pronunciarás... o eso espero. Y quizá todo se haya olvidado. Quizá todo haya cambiado o todo siga igual, en el mismo punto en el que lo dejamos...

Quizá la ausencia de señales sea una señal.

16 de julio de 2013

T, alguien especial

Llevo unos días muy ñoña, sentimental... No sé cómo explicarlo, pero es como si algo dentro de mí no parase de sonreír. La sonrisa del alma.

Y llevo los mismos días con muchas ganas de escribir, de desahogarme y contarle a todo el mundo en general y a nadie en particular lo que siento y cómo lo siento. Pero estoy llegando a la conclusión de que hay cosas que se viven, se sienten... pero no se explican. Simplemente no soy capaz de transformar en palabras todo lo que pasa por mi cabeza y... mi corazón. Quizá estemos poco acostumbrados a hablar de cosas tan abstractas y por ello nos falte vocabulario o expresiones para hacerlo. No lo sé.

El caso es que quiero escribir, pero no sé por dónde empezar. Puede que por eso haya soltado todo el rollo de arriba... porque realmente no sé comenzar y prefiero irme por las ramas con otras historias.
En fin...

Me gustaría hablar de alguien especial... Alguien que llevaba un tiempo en mi vida como, digamos, un agente pasivo. Es decir, formaba parte de ella, pero de forma leve, sin llamar demasiado la atención, como uno más entre tantos otros... Pero desde hace un tiempo ha subido y escalado puestos con una rapidez que cada día me impresiona más. Por todo aquello de tratar de mantener mi anonimato, me veo obligada a mantener el suyo también. Así que este alguien en cuestión va a ser T de aquí en adelante.

Pues como iba diciendo, hace unos meses T comenzó a aparecer en mi vida de una forma más habitual e intensa. Sí, creo que intensidad es la palabra más indicada para hablar de todo esto. Su luz pasó de titilar a brillar intensamente.

¿Sabéis esas personas que, valga la redundancia, tienen luz? Esa gente que con sólo sonreír provoca miles de sonrisas, que con sus palabras convence y con sus miradas emociona. De alguien así os estoy hablando.

El caso es que mi vida estaba patas arriba y bastante deprimida. Llevaba una temporada muy mala, con muchas penas y pocas alegrías, con demasiadas lágrimas y pocas ganas de dibujar sonrisas. Y no sé si fue el destino o qué fuerza de la naturaleza la que hizo que T empezase a tener relevancia en mi día a día. Quizá necesitaba algo así, alguien así que me diera todo lo que me ha dado y sigue dando... Y quizá alguien sabía que lo necesitaba y por eso le puso en mi camino.

Creo que me estoy alargando demasiado...

Me gustaría agradecerte todo este tiempo, todo lo que haces sin darte cuenta, que me leas la mente, que me conozcas hasta no sé ni qué punto, que aparezcas justo en el momento en el que tienes que hacerlo, que me cuides, que digas tanto con sólo una mirada...

Gracias porque puedo decir que eres parte de mi vida, T.

1 de julio de 2013

Una bonita manera de hablar del destino...

Decía un amigo mío que las casualidades no existen.
Que todo está escrito entre las nubes y las estrellas con tinta invisible.
Que las personas van mezclándose en las páginas de las historias de otras personas para compartir y protagonizar un guión ya establecido.
Mi amigo decía que todos somos actores principales y también actores secundarios, según la parte de la película en la que nos encontremos.

Es una bonita manera de hablar del destino. ¿No creéis?


~No sonrías que me enamoro, Blue Jeans~